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La invención de Morel: una obra maestra de la literatura fantástica

La invención de Morel: una obra maestra de la literatura fantástica

Escrita por el reconocido autor argentino Adolfo Bioy Casares, La invención de Morel es una de las obras más influyentes del siglo XX dentro del género fantástico y de ciencia ficción. Publicada por primera vez en 1940, esta novela breve pero poderosa ha dejado una huella profunda en la literatura hispanoamericana, aclamada tanto por la crítica como por lectores de distintas generaciones. La fascinación que despierta no solo radica en su trama única y enigmática, sino también en el ingenioso uso de la “fantasía lógica” y en los profundos cuestionamientos filosóficos que plantea.


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 Adolfo Bioy Casares fue un escritor argentino, considerado uno de los autores más importantes de su país y de la literatura en español, ​ siendo traducido a más de dieciséis idiomas y galardonado con el Premio Cervantes en 1990.​​ Según la crítica, sus obras se pueden dividir en tres periodos:

  • Una primera etapa (1929-1940): caracterizada por sus tentativas y aproximaciones a los géneros fantástico y policial.
  • Segunda etapa (1940-1954): época de plenitud.
  • Tercera etapa (1954-1999): donde incorpora elementos novedosos tales como el costumbrismo, el humor, la parodia y la oralidad popular sin por ello renunciar al elemento fantástico.

La invención de Morel, publicada en 1940, junto con Plan de evasión (1945) y La trama celeste (1948), constituyen la terna de obras maestras del escritor porteño publicadas en esa década prodigiosa de los 40. A primera vista, la premisa de la novela parece simple: leemos el diario de una persona que huyó de la ley y llego a una isla abandonada. Allí encontró una construcción abandonada que parece ser un museo. Para su sorpresa, parece que un grupo de amigos llega al lugar a descansar y el protagonista se ve cautivado por una mujer del grupo, Faustine. Si bien en un comienzo, él se esconde de ella quien parece ignorarlo, luego intentara todo para llamar su atención sin éxito, pareciendo estar fuera de su alcance. Este amor imposible recuerda a la relación que vemos en muchas obras de ciencia ficción y fantasía, donde los personajes luchan por conectar con otros en medio de una realidad opresiva y alienante. Así como sucede en 1984 de George Orwell, donde Winston y Julia tratan de preservar su amor en un mundo que lo rechaza, aquí el protagonista busca desesperadamente una conexión humana en un entorno que constantemente se lo niega. Al mismo tiempo, comienza a cuestionar su propia salud mental al ver dos soles en el cielo, o creer que estuvo alucinando cuando un día los turistas desaparecen y no logra encontrarlos por ningún lado.

La “invención”, a la que hace referencia el título, es una maquina construida por Morel, uno de los miembros que visitan en la isla. Espiando a Morel, el protagonista descubre que este quiere probar una máquina capaz de grabar y reproducir toda experiencia sensorial. Así como una cámara fotográfica captura imágenes de momentos, la invención de Morel captura todo de la realidad, la esencia de las cosas preservada para siempre. Y he aquí el verdadero tema del libro.

¿Cuál es el tema principal de La invención de Morel?

El corazón de La invención de Morel reside en la obsesión por la inmortalidad y el anhelo de la pervivencia personal. A través de una máquina creada por el enigmático inventor Morel, los personajes quedan atrapados en un ciclo infinito de repeticiones, reviviendo eternamente un mismo momento. La novela plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la existencia y la memoria: ¿Qué significa vivir si nuestros recuerdos son simplemente repeticiones mecánicas de experiencias pasadas? Este dilema central recuerda en cierta medida a la crítica a la deshumanización que encontramos en Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, donde la tecnología también juega un papel crucial en la percepción de la realidad y la identidad.

La inmortalidad atrapada en un ciclo infinito

Como ya indique, en la isla donde transcurre la historia, el narrador sin nombre, un fugitivo venezolano, observa a un grupo de turistas que parecen ignorarlo por completo. Entre ellos está Faustine, una mujer de quien se enamora a primera vista, pero cuya indiferencia lo atormenta. La trama se enreda cuando el protagonista se da cuenta de que las personas en la isla no son lo que parecen. La verdad, que surge lentamente, es que están atrapados en una especie de grabación perpetua, una ilusión creada por la máquina de Morel. Aquí, Bioy Casares logra combinar en esta obra la tensión entre el deseo de inmortalidad y la tragedia de la repetición infinita, creando una narrativa que desdibuja las líneas entre lo real y lo ilusorio.

Este tratamiento del tiempo y la identidad tiene resonancias con El Aleph de Borges, donde la idea de percibir infinitos momentos simultáneamente también juega un papel clave. En ambos textos, el tiempo lineal se desmorona, y lo que queda es una suerte de laberinto temporal del cual los personajes no pueden escapar.

Un contexto de cambios y conflictos

La invención de Morel fue escrita en un contexto de grandes cambios históricos y culturales. En plena Segunda Guerra Mundial, el mundo estaba sumido en una atmósfera de incertidumbre y desesperanza. Las inquietudes sobre el futuro de la humanidad, los avances científicos y la posibilidad de que la tecnología transformara la vida cotidiana estaban en auge. Bioy Casares, influenciado por este entorno, encontró en la ciencia ficción una manera de explorar las preguntas fundamentales sobre la condición humana.

Además, la amistad de Bioy Casares con Jorge Luis Borges fue crucial para el desarrollo de su obra. Borges no solo prologó la primera edición de la novela, sino que también ayudó a Bioy Casares a pulir su estilo, influyendo en su manera de narrar lo fantástico con una lógica rigurosa y precisa. La invención de Morel es un claro ejemplo de cómo la literatura puede abordar cuestiones filosóficas profundas a través de la ficción especulativa.

Relevancia contemporánea

Aunque fue escrita hace más de 80 años, La invención de Morel sigue siendo increíblemente relevante en la actualidad. En una era donde la tecnología avanza a pasos agigantados y la creación de realidades virtuales es cada vez más posible, la novela de Bioy Casares plantea preguntas que siguen resonando en el presente. ¿Qué significa ser humano en un mundo donde la realidad puede ser replicada? ¿Qué implicaciones tiene el uso de la tecnología para preservar nuestros recuerdos y nuestras experiencias? Estas son cuestiones que, aunque planteadas en 1940, siguen siendo objeto de debate hoy en día.

Además, La invención de Morel invita a reflexionar sobre la naturaleza efímera de la vida y la tentación de querer prolongarla artificialmente. En un mundo cada vez más obsesionado con la juventud y la inmortalidad, la novela de Bioy Casares nos recuerda que la perpetuación de la existencia puede tener consecuencias imprevisibles.

La invención de Morel no es solo una obra maestra de la literatura fantástica, sino también un profundo análisis sobre la condición humana y el deseo de trascendencia. Adolfo Bioy Casares logró crear una novela que trasciende las barreras del tiempo, invitando a generaciones de lectores a cuestionar su relación con la realidad y la tecnología.


Mepol (Martín Enrique Pelozo)
Mepol

Responsable de Universo Literario. Dibujante ilustrador y analista SEO argentino.

Amante del género fantástico y la ciencia ficción en sus distintas representaciones: cine, literatura, arte, entre otros. Soy el responsable de este proyecto. Tanto de su diseño, como de evaluar el contenido que se publica. He compartido diversos artículos en la web, como biografías y algunas reseñas; pero mi principal proyecto es la sección Inksword, donde comparto una mirada personal sobre la historia del arte de ilustrar y su relación con la literatura y otras artes.


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