El Día del Maestro en Argentina es mucho más que una simple fecha conmemorativa. Es un recordatorio del legado educativo y social que los docentes han dejado a lo largo de la historia y continúan construyendo en el presente. Cada 11 de septiembre, se honra a quienes dedican su vida a la enseñanza, moldeando el futuro de generaciones enteras. Además, esta fecha resalta la importancia de la educación en la creación de una sociedad justa, igualitaria y crítica.
Índice
- ¿Por qué se celebra el 11 de septiembre?
- Otras figuras que fueron claves en la educación nacional
- Recomendaciones de lecturas para reflexionar sobre la educación
¿Por qué se celebra el 11 de septiembre?
Sarmiento es reconocido por su lucha incansable en pos de la educación universal. Fue un firme defensor de la alfabetización, la creación de escuelas y la formación docente. Estas iniciativas fueron indudablemente clave en el avance del sistema educativo del país. Es por esto que el día de su muerte se conmemora en Argentina el Día del maestro.
A pesar de los aportes que Sarmiento realizó a la educación, su mirada no estuvo exenta de controversias. Su modelo educativo estaba profundamente influenciado por el eurocentrismo, un enfoque que desvalorizaba y marginaba las culturas originarias y la diversidad regional argentina.
En su afán por “civilizar”, Sarmiento promovía una política de homogeneización cultural que desconocía las tradiciones y formas de vida de los pueblos indígenas. Su famosa frase “civilización o barbarie” refleja una visión binaria del mundo, en la que todo lo que no se ajustaba a los valores europeos era considerado incivilizado. Este pensamiento se tradujo no solo en la educación, sino también en su respaldo a políticas que oprimieron a las comunidades originarias.
No debemos olvidar que Sarmiento fue un intelectual de su tiempo, pero su postura frente a las culturas indígenas es un punto que merece un análisis profundo. ¿Qué significa hoy celebrar a un educador que, en nombre del progreso, promovía la exclusión de gran parte del país? En este sentido, es oportuno contrastar su figura con otras voces que también impulsaron la educación desde una perspectiva más inclusiva y respetuosa de la diversidad. Figuras como la de Carlos Fuentealba, cuyo asesinato en 2007 durante una protesta en defensa de la educación pública dejó en evidencia que la lucha por una educación gratuita y de calidad sigue siendo una deuda. A su vez, la histórica Carpa Blanca instalada por docentes en los años 90′ se erigió como símbolo de resistencia frente a un sistema que, en tiempos de crisis, tiende a relegar la educación y los derechos de quienes la sostienen. Estas luchas muestran que el desafío de garantizar una educación inclusiva y accesible ha atravesado generaciones, marcando la importancia de una visión más crítica sobre los próceres y su legado.
Otras figuras que fueron claves en la educación nacional
Entre las figuras que aportaron a la educación argentina de forma significativa, cabe destacar a Rosario Vera Peñaloza, conocida como “la Maestra de la Patria”. Nacida en Atiles, provincia de La Rioja, en 1873, Vera Peñaloza impulsó un modelo educativo basado en el respeto por la identidad regional y la diversidad cultural. A diferencia de Sarmiento, no creía en la imposición de un solo modelo de enseñanza. Su trabajo en la creación de jardines de infantes y escuelas rurales reflejaba su compromiso con una educación más accesible y plural.
Otra figura notable es Olga Cossettini, quien, junto con su hermana Leticia, promovió un método pedagógico más experimental y menos formal, alejándose del rígido sistema tradicional que había implantado Sarmiento. Las Cossettini abogaban por una educación que valorara la experiencia del niño y el contacto directo con la naturaleza y la cultura local, una filosofía mucho más acorde con la idea de un aprendizaje inclusivo y enraizado en las comunidades.
Lecturas para reflexionar sobre la educación en el día del maestro
A continuación, se presentan algunas obras que abordan de manera crítica los desafíos de la educación en Argentina, no solo a partir de la figura de Sarmiento, sino desde diversas perspectivas que invitan a repensar el sistema educativo y su historia.
Pedagogía del oprimido, de Paulo Freire
Paulo Freire es uno de los educadores más influyentes de América Latina, y en este libro propone una educación liberadora que busca emancipar a los oprimidos. Freire critica los sistemas educativos que imponen modelos de conocimiento ajenos a las realidades locales y promueve, en cambio, una educación basada en el diálogo, la participación y la conciencia social. Aunque no argentino, este libro ha influido profundamente en los movimientos pedagógicos de la región, incluyendo Argentina.
Luchas por una democracia educativa, de Adriana Puiggrós
Este libro examina las tensiones históricas y contemporáneas entre la educación y la democracia en Argentina y América Latina. Puiggrós analiza cómo las políticas educativas han sido terreno de lucha entre modelos autoritarios y proyectos de educación democrática. La autora critica las reformas neoliberales y examina cómo estas afectan a la educación pública, proponiendo alternativas que buscan fortalecer la equidad, la inclusión y la participación de las comunidades en las decisiones educativas.
La escuela y la cuestión social, de Emilio Tenti Fanfani
En esta obra, Tenti Fanfani aborda el papel de la escuela frente a las problemáticas sociales, como la pobreza y la desigualdad, en el contexto latinoamericano. El autor argumenta que la escuela, aunque es vista como una herramienta para reducir las desigualdades sociales, muchas veces refuerza estas desigualdades debido a las estructuras socioeconómicas subyacentes. A lo largo del texto, Tenti reflexiona sobre cómo las instituciones educativas pueden, y deben, transformarse para abordar de manera efectiva las desigualdades sociales.
El Día del Maestro, más allá de ser una celebración, es también una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de educación que queremos para el futuro. Sarmiento, con todos sus aportes, es una figura que debe ser revisitada críticamente, sin dejar de valorar sus logros, pero también reconociendo las limitaciones de su pensamiento. Las figuras de Rosario Vera Peñaloza, Olga Cossettini y tantos otros educadores ofrecen un contrapunto necesario para imaginar una educación que no esté fundada en la exclusión, sino en la diversidad y el respeto por las identidades culturales del país. En este sentido, la defensa de la educación pública y gratuita se convierte en una lucha continua, especialmente en momentos de crisis, como lo evidencian las luchas de los docentes a lo largo de los años, desde la Carpa Blanca hasta la memoria de Carlos Fuentealba. El acceso a una educación de calidad es, sin duda, un derecho inalienable que debe seguir siendo protegido y ampliado.