Reseña de Pájaros en la boca y otros cuentos de Samanta Schweblin

Un cuento es un recorrido emocional que se construye de a dos. Esto decía Samanta Schweblin durante una entrevista realizada en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, cuando le preguntaron sobre cómo construía sus cuentos y la relación de sus textos con los lectores. Si bien Schweblin es admirada por la crítica mundial y sus relatos han ganado varios premios internacionales, algunos de sus críticos acusan a sus historias de ser demasiado enigmáticas, de no cerrar, de estar muy por debajo del nivel necesario de pistas en cuanto a lo que es necesario para descifrar su significado.  En Pájaros en la boca y otros cuentos, este efecto, también presente en otros de sus relatos y también en sus novelas, Kentukis y Distancia de rescate, se ve magnificado en su máxima potencia.

En este artículo hablaremos un poco sobre Pájaros en la boca, sus relatos y lo que despiertan los textos de Samanta Schweblin en sus lectores, porque en última instancia sus historias no están completas sin la interpretación de quien las lee.


Índice


Influencias

A Samanta Schweblin la relacionan ocasionalmente con Cortazar, Bioy Casares y el mexicano Juan Rulfo. Dicen que es la heredera del fantástico rioplatense, de Antonio Di Benedetto y Felisberto Hernández. Samanta misma divide sus influencias en dos grupos de autores. Según ella sus ideas se las aportaron Beckett, Vian o Buzzati y su técnica nació de la lectura de Carver, Salinger y Cheever.

Debajo del iceberg

Otro autor en quien pensar al analizar la obra de Schweblin es Ernest Hemingway, aunque no por ser una influencia directa, si bien jamás se puede saber hasta qué punto la lectura de los clásicos puede pasar desapercibida en los autores modernos. El motivo por el que traigo a colación a Hemingway es por su teoría del iceberg, según la cual, el significado verdadero de una historia no debe ser evidente en la superficie, sino que los contenidos más profundos deben brillar implícitamente por debajo de las aguas. Creo que Samanta Schweblin juega mucho por debajo de la superficie y esto suele crear teorías y suposiciones varias alrededor de sus cuentos. Por ejemplo es sabido que su cuento Matar un perro, incluido en esta colección de relatos, ha sido descrito como una metáfora de los métodos de la última dictadura al desaparecer personas. Si bien la autora no niega que pueda haber una relación real con esta pieza clave de la historia argentina, afirma que esta similitud es puramente accidental. Pero recordemos que estas lecturas no son inválidas solo porque no hayan sido la intención inicial de la autora, ya que en última instancia son les lectores quienes cierran los significados.

Temáticas y significados

Uno de los temas más frecuentes en los cuentos que encontramos en Pájaros en la boca es el de la maternidad y paternidad como una fragilidad especial. Tal vez sea el tema más importante y Samanta Schweblin misma comenta en una entrevista al sitio pousta.com con motivo de presentar el libro en Chile, sobre la importancia y el significado de la familia, como primer contacto socializador y como la herida más importante que arrastramos.

En palabras de la autora:

“…en los primeros años de vida, en la niñez y en la adolescencia, ahí están ancladas todas nuestras primeras tragedias y ellas nos marcan, por más pequeñas que sean son horrores gigantes para ese momento”.

Ya desde el cuento que da nombre al libro, vemos el dolor, rechazo y frustración de un padre para con su hija. Este tema se repite constantemente. Hijos, madres, padres, hermanos. En Conservas y En la estepa incluso vemos dos caras de una misma moneda al tratar el miedo de la concepción y lo que conlleva. Varios cuentos pueden leerse de esta manera y tal vez el más fuerte y conmovedor por el impacto que genera es Mariposas.

También hay una realidad innegable al leer los cuentos de Pájaros en la boca, y es la sensación de entrar en otra realidad, con leyes distintas a la nuestra, pero aún así firmes e inamovibles. Es la realidad que encierran los sueños. Al terminar de leer algunos de los cuentos de este libro, se siente como despertar de una pesadilla extraña. Otros cuentos como Olingiris, Matar un perro, Hacia la alegre civilización y La pesada valija de Benavides se sienten al leerlos como si fueran parábolas, solo que el dios (en este caso diosa) que las cuenta ha omitido explicar la lección o moraleja detrás de cada una.

Y así, como en una espiral o como si fuéramos el mítico uróboro volvemos al inicio de este artículo y a la sentencia dada por Samanta Schweblin en su entrevista en la Biblioteca Nacional. En última instancia está en ojos de quién lee encontrar el significado propio a cada uno de estos fascinantes y enigmáticos cuentos.

Referencias


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