Un cuento es un recorrido emocional que se construye de a dos. Esto decía Samanta Schweblin durante una entrevista realizada en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, cuando le preguntaron sobre cómo construía sus cuentos y la relación de sus textos con los lectores. Si bien Schweblin es admirada por la crítica mundial y sus relatos han ganado varios premios internacionales, algunos de sus críticos acusan a sus historias de ser demasiado enigmáticas, de no cerrar, de estar muy por debajo del nivel necesario de pistas en cuanto a lo que es necesario para descifrar su significado. En Pájaros en la boca y otros cuentos, este efecto, también presente en otros de sus relatos y también en sus novelas, Kentukis y Distancia de rescate, se ve magnificado en su máxima potencia.