La tensión ya no fluye por el río. Se instala en los cimientos, se filtra en las paredes, se encarna en las habitaciones cerradas con llave. En esta tercera entrega, Michael McDowell desplaza el centro narrativo de lo natural hacia lo construido. La amenaza deja de ser externa. Ahora, respira desde adentro.
Cuando La Casa se vuelve trampa: tercera entrega de Blackwater
