Siempre encerrada entre estas cuatro paredes, inventándome mundos para no pensar en la rutina,en esta vida plana, unidimensional, limitada por el fatal rectángulo de la hoja, Ana María Shua, reflexiona acerca del oficio de escribir en uno de los microrrelatos que se encuentran dentro del libro Casa de geishas.

Índice

• ¿Quién es Ana María Shua?
• Casa de geishas: relatos cortos y analogías
• De microrrelatos y reescrituras
• Conclusión

¿Quién es Ana María Shua?

La autora de Casa de geishas, libro que reúne una serie de microrrelatos, nació en Buenos Aires el 22 de abril de 1951. Desde muy joven demostró un gran interés por la literatura y en 1979 publicó su primer libro de cuentos, titulado El sol y yo, que fue muy bien recibido por la crítica y que le permitió destacarse como una de las voces más originales de su generación.

A lo largo de su carrera, Ana María Shua ha cultivado distintos géneros literarios, incluyendo la novela, el ensayo, la poesía y los microrrelatos como Casa de geishas y La sueñera, pero es especialmente conocida por sus cuentos, en los que combina humor y fantasía. 

Entre sus obras más destacadas se encuentran: Los amores de Laurita, Temporada de fantasmas, La muerte como efecto secundario, El libro de los recuerdos y Contra el tiempo. Este último, cuenta con un prólogo realizado por la escritora y editora Samanta Schweblin.  En 2017, fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura de Argentina por el conjunto de su obra.

Casa de Geishas: relatos cortos y analogías

Casa de geishas, es un libro de microrrelatos que se encuentra dividido en tres partes: La primera parte carece de título pero podríamos homologarla con el título de la obra, luego le sigue “Versiones” y “Otras posibilidades”. El término “geisha” empleado por Ana María Shua, en el título del libro no es inocente, es una frase que nos remite a la cultura oriental (de hecho “geisha” es un término que se asocia con trabajadoras sexuales, aunque en realidad su función es entretener en fiestas, con las diferentes artes aprendidas de joven). 

Esto puede llevar a una confusión en cuanto a su significado, lo cual podría hacer que el lector asocie a la geisha con la figura de una prostituta. Es probable que la autora haya querido jugar con esta posibilidad y, por lo tanto, la comprensión de la obra puede variar según sea uno u otro el significado presente a la hora de abordar esta obra

De microrrelatos y reescrituras

En Casa de geishas, encontraremos algunos microrrelatos que nos resultan conocidos, tal es así en el apartado “Versiones”, daremos cuenta de algunas reescrituras como por ejemplo: Cenicienta I, en dónde la protagonista es la que todos conocemos pero el príncipe “azul” cambia su rol completamente: 

A las doce en punto pierde en la escalinata del palacio su zapatito de cristal. Pasa la noche en inquieta duermevela y retoma por la mañana sus fatigosos quehaceres mientras espera a los enviados reales. (Príncipe fetichista, espera vana) 

Algo similar nos encontraremos en otro apartado de Casa de geishas titulado “En cajas de cristal”; en este caso Ana María Shua pone a dialogar a una heroína de cuento maravilloso: Blancanieves, y a un personaje histórico como Lenin: Lenin y Blancanieves en sus respectivas cajas de cristal y esa larga la de príncipes azules, de turistas, que no alcanza sin embargo a colmar la pavorosa ausencia de enanitos.

Conclusión

En conclusión, a lo largo de Casa de geishas nos encontraremos con “brevísimos relatos”, tal como Ana María Shua nombra en la contratapa de su libro, que irán navegando entre narraciones realistas, minificciones y hasta reescrituras de cuentos tradicionales. Esto nos da la posibilidad, como lectores, de ir creando nuestras propias interpretaciones de estos microrrelatos. Un libro que invita a la reflexión y a la imaginación.

A otra mujer la llaman La insaciable, como si alguien, alguna vez, saciara algún deseo.

Yasmin Debesa

Profesora Universitaria en Letras y Redactora freelance.

Actualmente, me desempeño como docente de literatura en escuelas secundarias del conurbano y como redactora. Me gusta leer, soy amante de la poesía, las novelas y la ciencia ficción. Siento especial cariño por la literatura, porque es una forma de hacernos libres, al menos por un rato. Es por eso que trato de transmitir ese amor que me produce la lectura, tanto en la escritura como en las clases.