Quién hubiera imaginado que un libro que recopila historias reales de siete personas que padecen trastornos mentales podría ser tan… divertido. Oliver Sacks, el neurólogo y escritor mejor conocido por su libro Despertares (que luego fuera adaptado al cine), reúne en esta obra de 1995 (publicada luego en español por la editorial Anagrama) siete relatos no ficcionales, pero tampoco teóricos. Sacks parece haberse inventado un género literario a su medida en el que se mueve como pez en el agua. Mezcla de divulgación científica, literatura y filosofía. Sin embargo al recorrer las páginas el lector tendrá la sensación de encontrarse charlando, café de por medio, con un amigo. Y este amigo nos cuenta, a su vez, conversaciones informales que ha tenido con otros amigos, que resulta que padecen trastornos mentales.
Cuando Un antropólogo en Marte llegó a mis manos no sabía muy bien con qué me iba a encontrar. La persona que me lo había regalado esperaba ansiosa mi veredicto y yo temía romper su corazón si el libro no me gustaba. Pero Oliver Sacks me cautivó desde las primeras páginas. Me sorprendió la naturalidad y el respeto con que se acerca a la vida real de sus protagonistas. No los examina “desde afuera” ni se limita a escuchar sus historias sino que entabla un diálogo franco y abierto con ellos. Recurre tanto a sus conocimientos médicos como a su sensibilidad personal y su aguda curiosidad intelectual para intentar ponerse en sus zapatos e invitarnos a nosotros a hacer lo mismo. Busca en los misteriosos laberintos de los desórdenes mentales pistas para profundizar en la reflexión acerca de cuestiones tan fascinantes y esquivas como la naturaleza de la mente, la esencia (si existe tal cosa) de lo humano, la personalidad, los sentimientos, la capacidad de empatía, las posibilidades y los límites de la comunicación de experiencias individuales… En resumen, escritor, lector y protagonistas, en pie de igualdad, emprenden el desafío de bucear en las profundidades de la mente humana y buscar allí lo que tenemos en común y lo que nos hace únicos. Sin distancia profesional, sin condescendencia y sin solemnidad. Oliver Sacks mediante, siete personas nos abren las puertas de sus vidas cotidianas, nos miran a los ojos y comparten con nosotros sus aventuras y desventuras, sus teorías sobre sí mismos, sobre el mundo y sobre los demás, y los modos peculiares que han encontrado para disfrutar y reír más allá de sus trastornos. Y, sorprendentemente, aprenderemos a superar esa distancia artificial entre “cuerdos” y “locos” y a reírnos con ellos.
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