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María Elena Walsh: Retrato de la mujer que inventó un país

María Elena Walsh: Retrato de la mujer que inventó un país

Pocas figuras en la historia cultural de Argentina alcanzan la estatura mítica de María Elena Walsh. Definirla es un ejercicio de enumeración insuficiente. Fue poeta, novelista, cantautora, dramaturga, guionista y activista. En esencia, fue una arquitecta de la imaginación colectiva, una mujer que le dio a varias generaciones no solo canciones para su infancia, sino también un lenguaje para interpretar la compleja, y a menudo disparatada, realidad de su nación. Su vida, una odisea de autoafirmación artística, intelectual y personal, es la crónica de cómo la ternura puede convertirse en la más filosa de las herramientas críticas y el disparate en la más lúcida forma de la sensatez. 


Índice


El jardín de los orígenes (1930-1949)

El universo de María Elena Walsh no nació en un reino fantástico, sino en un caserón muy real de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, el 1 de febrero de 1930. Aquel hogar fue su primer microcosmos, un espacio fértil donde las raíces del viejo y el nuevo mundo se entrelazaban de manera cotidiana. Su padre, Enrique Walsh, un contador de ascendencia inglesa e irlandesa que trabajaba para el ferrocarril británico, era un hombre culto y músico autodidacta que llenaba la casa con las melodías del piano, el mandolín y el violonchelo. Fue él quien le enseñó el amor por la literatura inglesa (Dickens, Lewis Carroll) y, crucialmente, la inició en el juego sonoro de las nursery rhymes, las rimas infantiles anglosajonas que fueron la base de su posterior maestría del ritmo y el absurdo. Su madre, Lucía Elena Monsalvo, de sangre andaluza y criolla, representaba la otra mitad de su herencia, una “artista para los dulces, la costura, el cuidado de las plantas y la administración del hogar”.  

Esta dualidad cultural, lejos de ser una contradicción, fue su primera escuela de pensamiento no dogmático. La casa misma, descrita como un paraíso terrenal con un gran jardín, patios, árboles frutales, gallinero y una colección de animales y libros, fue el primer reino que habitó. Este entorno le proveyó un espacio de libertad y juego imaginativo que prefigura los mundos de Gulubú y el País de la Geometría.  

La transición de la niña que jugaba en el jardín a la figura literaria fue asombrosamente rápida. A los quince años, tras formarse como profesora de dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes, comenzó a publicar sus primeros poemas en medios como la revista El Hogar. A los diecisiete, en 1947, irrumpió en la escena literaria argentina con la publicación de su primer libro,  

Otoño imperdonable. La obra, de una madurez y un rigor formal que desconcertaban en una adolescente, fue aclamada por la crítica y la catapultó a los círculos literarios más selectos de Buenos Aires. Este ingreso a un mundo de élite representó un choque para su familia de clase media trabajadora , pero Walsh, en un temprano acto de autogestión, recorría junto a un amigo las librerías para ofrecer su libro, demostrando una autonomía inusual.  

El impacto de su debut trascendió las fronteras. La obra llegó a manos del poeta español y futuro premio Nobel, Juan Ramón Jiménez, quien, impresionado, la invitó a una estancia de estudio en su casa de Maryland, Estados Unidos, en 1948. La experiencia fue una prueba de fuego. Walsh recordaría a Jiménez como “un tipo difícil, muy depresivo”, y admitiría que la relación entre el consagrado maestro y la tímida adolescente fue “muy difícil”. Sin embargo, a pesar de las “maldades más grandes que decía”, siempre lo reconoció como un maestro generoso. Enfrentarse a una figura de autoridad tan imponente y salir con su propia voz intacta fue crucial para consolidar su rechazo a las jerarquías y su determinación de forjar un camino propio.  

El mundo como escenario (1950-1961)

De regreso en Buenos Aires, Walsh frecuentó los círculos intelectuales y publicó su segundo poemario, Baladas con Ángel (1951). Sin embargo, sintió la necesidad de expandir sus horizontes. En 1952, viajó a Europa y se instaló en París, epicentro de la vanguardia cultural de la posguerra. Allí se reencontró con la folclorista tucumana Leda Valladares, con quien formó el dúo “Leda y María”. Juntas, se dedicaron a interpretar y grabar canciones del folclore del noroeste argentino, presentándolas en escenarios de París, Londres y Colonia.  

Este período parisino fue un crisol creativo. Por un lado, se sumergió en la cultura europea, absorbiendo influencias de la chanson francesa y el music hall, que le proporcionaron nuevos modelos de composición y performance, más íntimos e irónicos. Por otro, la distancia geográfica le permitió abordar las raíces folclóricas argentinas con una nueva perspectiva, despojándolas de su localismo para encontrar su esencia universal. Fue también en París, en 1955, donde conoció por primera vez a la fotógrafa Sara Facio, un encuentro que, aunque no marcó el inicio de su relación amorosa, se revela en retrospectiva como un presagio poético.  

Fue precisamente en ese entorno, en la confluencia de la vanguardia y la nostalgia, donde Walsh comenzó a escribir sus primeros versos para niños. Lejos de la solemnidad de la poesía para adultos, encontró en la literatura infantil un espacio de libertad absoluta. Cuando regresó a la Argentina en 1958, traía consigo un bagaje cultural único y una visión artística completamente renovada, lista para desatar una revolución.  

La invención de un reino (1962-1975)

A partir de 1960, con la publicación de Tutú Marambá, María Elena Walsh inició una transformación radical de la literatura y la música infantil en el mundo de habla hispana. Sus espectáculos, como  

Canciones para mirar (1962) y Doña Disparate y Bambuco (1963), estrenados con enorme éxito en el prestigioso Teatro San Martín, rompieron de manera definitiva con la tradición pedagógica y moralizante que había dominado el género hasta entonces. Walsh no buscaba enseñarles a los niños a “portarse bien”; buscaba estimular su imaginación, su sentido del humor y su capacidad de asombro.  

Sus libros y canciones de esta época, como Zoo Loco (1964), El Reino del Revés (1965), Dailan Kifki (1966) y Cuentopos de Gulubú (1966), introdujeron un nuevo lenguaje basado en el juego de palabras, la lógica del disparate y el humor absurdo. Creó un panteón de personajes inolvidables —Manuelita la tortuga, la Reina Batata, el Mono Liso, Osías el osito— que encarnaban la libertad y la no conformidad. La crítica reconoció la magnitud de su creación, comparando su obra con la de Lewis Carroll, no como una mera influencia, sino como un logro de igual envergadura que “revolucionó la manera en que se entendía la relación entre poesía e infancia”.  

Paralelamente, cultivó una potente y satírica carrera para adultos. Espectáculos como Juguemos en el Mundo (1968) y álbumes como Como la Cigarra (1973) estaban repletos de ironía y metáforas que comentaban la realidad social y política argentina. Perfeccionó un método de “doble discurso”: mientras el público infantil disfrutaba de la fantasía, el público adulto decodificaba la crítica política. Su canción más emblemática, “El Reino del Revés”, es el ejemplo perfecto: una pieza lúdica para niños (“nada el pájaro y vuela el pez”) , una mordaz sátira sobre la corrupción (“un ladrón es vigilante y otro es juez”) y un manifiesto sobre la diversidad que subvierte los roles de género (“usan barbas y bigotes los bebés”).  

La conciencia de una nación (1976-1983)

Ante el golpe de Estado cívico-militar de 1976, la reacción de Walsh fue un acto de elocuente silencio: decidió retirarse de los escenarios públicos, sintiendo que “el espectáculo se había terminado”. Sin embargo, su voz, grabada en discos, cobró una nueva y poderosa resonancia. Canciones como “Como la Cigarra” se convirtieron en un himno de supervivencia para los perseguidos (“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí, resucitando”). “Oración a la Justicia” se transformó en un clamor por los derechos violados, y “El País del Nomeacuerdo” en la descripción más precisa de una sociedad sometida al olvido forzado.  

Su activismo no fue solo musical. En 1979, en pleno apogeo de la represión, publicó una valiente carta abierta en el diario Clarín, donde criticaba ferozmente la censura y el clima de infantilización autoritaria impuesto por el régimen, comparando a la Argentina con un “jardín de infantes”. Este acto de extraordinaria valentía la consolidó como una de las conciencias críticas de la nación, pero también le valió la censura directa del gobierno militar.  

Su pensamiento feminista también se hizo más explícito. Su idea central era que “lo primero que tenía que hacer la mujer era tener su independencia económica”, ya que de ahí emanaba “su libertad para hacer lo que quería de su vida”. Fue una activista pionera por la despenalización del aborto y declaró una “guerra limpia y abierta” contra toda forma de “prepotencia del macho”, distinguiendo la “bronca” feminista del “odio” masculino. Su feminismo, anclado en la no violencia, era una propuesta civilizatoria alternativa en un país dominado por la violencia patriarcal.  

El amor que no se desgasta (1978-2011)

A partir de 1978, María Elena Walsh compartió su vida con la reconocida fotógrafa Sara Facio, en una relación que duraría más de treinta años, hasta su muerte. Walsh describió a Facio como su “gran amor que no se desgasta, sino que se convierte en perfecta compañía”. Su vínculo fue una asociación de dos gigantes creativas que se apoyaron y potenciaron mutuamente. Facio no solo fue su pareja, sino también su cronista visual, la responsable de algunas de sus fotografías más icónicas, y quien la cuidó durante su larga lucha contra el cáncer de huesos.  

La culminación literaria de esta etapa es Fantasmas en el parque (2008), su última gran obra. En este libro, que mezcla novela y memorias, Sara Facio aparece explícitamente como la compañera incondicional, un acto de amor y gratitud que dejaba constancia de la importancia de ese vínculo. Resulta asombrosamente profético un verso de su primer libro,  

Otoño imperdonable, escrito a los 17 años: “Piénsame como en la fotografía: / con mi perfil rondando tu apellido. / Brizna desmemoriada que ha crecido / al lado de tu voz, amiga mía”. Esa intuición juvenil sobre la imagen, la memoria y el amor se cumplió décadas después en una unión donde la palabra (Walsh) y la imagen (Facio) se entrelazaron.  

Sus últimos años estuvieron marcados por la enfermedad y un paulatino alejamiento de la vida pública. Tras el retorno de la democracia, fue convocada para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia y recibió innumerables distinciones, como el título de Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (1985) y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Córdoba (1990).  

María Elena Walsh falleció el 10 de enero de 2011, a los ochenta años. Su legado, preservado en parte a través de la Fundación Walsh-Facio , es el de una “prócer cultural y blasón de casi todas las infancias”. Su obra se volvió un patrimonio transgeneracional, un ADN cultural que sigue enseñando que es posible desafiar la autoridad con inteligencia y ternura, y que la imaginación es una herramienta política indispensable para atreverse a pensar el mundo, siempre, “del revés”.

Bibliografía de Maria Elena Walsh

Libros

Poesía, Novelas y Ensayos para Adultos

  • 1947 – Otoño imperdonable  
  • 1948 – Apenas viaje  
  • 1951 – Baladas con Ángel  
  • 1958 – Casi milagro  
  • 1965 – Hecho a mano  
  • 1969 – Juguemos en el mundo (Cancionero)  
  • 1976 – Cancionero contra el Mal de Ojo  
  • 1982 – Los poemas  
  • 1990 – Novios de antaño (Novela)  
  • 1993 – Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes  
  • 1994 – Las canciones (Cancionero)  
  • 1999 – Diario brujo (Periodismo)  
  • 2002 – Hotel Pioho’s Palace  
  • 2004 – Viajes y homenajes (Periodismo)  
  • 2008 – Fantasmas en el parque (Novela)  

Libros para Niños

  • 1960 – La mona Jacinta  
  • 1960 – La familia Polillal  
  • 1960 – Tutú Marambá  
  • 1961 – Circo de bichos  
  • 1961 – Tres Morrongos  
  • 1965 – El Reino del Revés  
  • 1965 – Zoo Loco  
  • 1966 – Cuentopos de Gulubú  
  • 1966 – Dailan Kifki  
  • 1966 – Versos para cebollitas  
  • 1967 – Versos folklóricos para cebollitas  
  • 1967 – Versos tradicionales para cebollitas  
  • 1967 – Aire Libre (Libro de lectura)  
  • 1974 – El diablo inglés  
  • 1974 – Angelito  
  • 1974 – El país de la geometría  
  • 1974 – La sirena y el capitán  
  • 1977 – Chaucha y Palito  
  • 1984 – Veo Veo  
  • 1985 – Bisa Vuela  
  • 1989 – La nube traicionera  
  • 1996 – Pocopán  
  • 1997 – Manuelita, ¿dónde vas?  
  • 2004 – ¡Cuánto Cuento!  

Discografía

Con Leda Valladares (Dúo “Leda y María”)

  • 1954 – Chant d’Argentine  
  • 1955 – Sous le Ciel de l’Argentine  
  • 1957 – Entre Valles y Quebradas Vol. 1 & 2  
  • 1958 – Canciones del Tiempo de Maricastaña  
  • 1959 – Leda y María Cantan Villancicos (EP)  
  • 1960 – Canciones de Tutú Marambá (EP)  

Como Solista

  • 1962 – Canciones para mirar  
  • 1962 – Doña Disparate y Bambuco (EP)  
  • 1963 – Navidad para los Chicos (EP)  
  • 1964 – Canciones para Mí  
  • 1966 – El País de Nomeacuerdo  
  • 1968 – Cuentopos  
  • 1968 – Juguemos en el Mundo  
  • 1968 – El País de la Navidad  
  • 1969 – Cuentopos para el Recreo  
  • 1969 – Juguemos en el Mundo II  
  • 1971 – El Sol no tiene Bolsillos  
  • 1973 – Como la Cigarra  
  • 1975 – El Buen Modo  
  • 1976 – De Puño y Letra  

Teatro

  • 1959 – Los sueños del Rey Bombo  
  • 1962 – Canciones para mirar  
  • 1963 – Doña Disparate y Bambuco  
  • 2000 – La farolera  
  • 2008 – Doña Disparate y Bambuco (Publicación del libro de la obra)  
  • 2008 – Canciones para mirar (Publicación del libro de la obra)  

Guiones para Cine y Televisión

  • 1958 – Buenos días, Pinky (TV)  
  • 1959 – Doña Disparate y Bambuco (TV)  
  • 1965 – Paloma a domicilio (TV)  
  • 1965 – Carola en el balcón (TV)  
  • 1967 – De todo corazón (TV)  
  • 1971 – Juguemos en el mundo (Cine)  
  • 1982 – Señora de nadie (Cine – música)  
  • 1984 – La cigarra (TV)  
  • 1984 – La República perdida (Cine)  
  • 1988 – Don Enrique del Meñique (Cine)  
  • 1988 – La familia Polillal (Cine)  
  • 1988 – Los requetepillos (TV)  
  • 1996 – S.O.S Gulubú (Cine)  
  • 1999 – Manuelita (Cine) 

Fuentes:

  • Fundación María Elena Walsh – Sara Facio. (s.f.). Biografía. Fundación María Elena Walsh – Sara Facio.
  • Cultura.gob.ar. 10 de enero de 2021. Diez años sin María Elena Walsh, una artista eterna. Cultura.gob.ar.
  • Wikipedia. María Elena Walsh. Wikipedia, la enciclopedia libre.    
  • Clarín. 25 de septiembre de 2022. Sara Facio y María Elena Walsh: un amor de imágenes y palabras. Clarín.    
  • Educ.ar. María Elena Walsh y el tiempo de jugar. Educ.ar.    
  • Infobae. 22 de febrero de 2021. El Reino del Revés era feminista. Infobae.    
  • BluRadio. Sara Facio y María Elena Walsh: una historia de amor entre poesía y fotos. BluRadio.

Mepol (Martín Enrique Pelozo)
Mepol

Responsable de Universo Literario. Dibujante ilustrador y analista SEO argentino.

Amante del género fantástico y la ciencia ficción en sus distintas representaciones: cine, literatura, arte, entre otros. Soy el responsable de este proyecto. Tanto de su diseño, como de evaluar el contenido que se publica. He compartido diversos artículos en la web, como biografías y algunas reseñas; pero mi principal proyecto es la sección Inksword, donde comparto una mirada personal sobre la historia del arte de ilustrar y su relación con la literatura y otras artes.