Agota Kristof fue una escritora húngara que escapó de su país durante la revolución de 1956 y se refugió en Suiza. Allí pasó cinco años trabajando en una fábrica, hasta que decidió abandonar su trabajo y a su marido, y se dedicó a escribir.
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¿Cuál es el origen de da igual?
Da igual lleva como subtítulo “Los veinticinco cuentos despiadados de Agota Kristof”, lo cual nos da la pauta de que esta no será una lectura relajada y agradable. La vida de la autora estuvo marcada por la pérdida y la incertidumbre, y tuvo que empezar desde cero en un país cuyas costumbres e idioma desconocía. Esa soledad y confusión se refleja en sus escritos, que muchas veces muestran a personajes tratando de integrarse a un mundo que ya no los quiere y fallando en el intento. Este libro de cuentos contiene sus primeros textos en francés, escritos cuando aún se sentía insegura de su vocabulario. Fue debido a esto que permanecieron inéditos durante décadas, y su publicación fue recién en el 2005. En español fueron editados en el 2021 por la editorial Alpha Decay.
¿Cómo son sus cuentos?
Da igual es un libro que se destacan por su brevedad: veinticinco relatos en apenas setenta y tres páginas. El más largo tiene, como mucho, dos o tres carillas. Esto hace que sea una excelente lectura para esos días donde uno tiene pequeñas pausas como la espera del tren, la fila del banco, la sala de espera en un consultorio o ese ratito antes de encontrarse con alguien que llega tarde. Con diez minutos ya se leen cinco cuentos, y con una hora quizás el libro completo. A la autora no le interesa la prosa recargada, las metáforas o las comparaciones, simplemente va al grano y golpea al lector con un relato inolvidable.
¿De qué se tratan?
Las historias de Kristof son, como advierte la tapa, despiadadas. Presentan situaciones extrañas, a veces siniestras, casi siempre tristes y muestran al mundo como un lugar hostil del que nada bueno puede esperarse. Su corta duración y su brutalidad dejan una huella profunda en el lector. Sin embargo, y a pesar de que son narraciones autoconclusivas, el tono melancólico de Da igual puede dar la impresión de que se trata de relatos que transcurren dentro de la misma ciudad o incluso dentro de la misma familia. En sus escasas páginas podemos encontrar a un hombre huérfano que todos los días revisa un buzón vacío esperando cartas de sus padres, un relato de amor incestuoso, una mujer que explica que su marido murió de un hachazo “accidental”, un hombre que alucina antes de morir y otro que se enamoró de una casa que sólo existe en sus recuerdos. Agota Kristof quiere mostrarnos un mundo de pérdidas, de nostalgia, de desarraigo. Su propia experiencia personal, el abandono de su país, familia y tradiciones tiñe toda su escritura, y no hay demasiado lugar para la esperanza.