Las malas: Un viaje al corazón de la oscuridad y la esperanza

Camila Sosa Villada nos sumerge en un universo crudo y visceral, donde la marginalidad y la exclusión social se entrelazan con la búsqueda de identidad. A través de la voz de una protagonista que lucha por encontrar su lugar en el mundo, la autora nos ofrece en Las malas un retrato conmovedor y realista de la comunidad trans. Es como si nos invitara a un viaje al corazón de la oscuridad, pero sin perder de vista un rayo de esperanza que brilla en medio de la adversidad.


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Sobre Las malas de Camila Sosa Villada

Las malas es la primera novela de la escritora y actriz travesti​ argentina Camila Sosa Villada. Fue publicada en Argentina el 1 de marzo de 2019, bajo la editorial Tusquets Editores con sede en Barcelona, España. Como hemos contado en otra entrada, en 2020 Las malas ganó el premio Sor Juana Inés de la Cruz. Esto no es menor ya que es un premio dedicado a la excelencia de las mujeres en la literatura en lenguaje español de América Latina y el Caribe. Lo cual significa un avance en como cierta parte de la sociedad reivindica a las identidades trans.

La novela surge a partir del monólogo de El cabaret de la Difunta Correa, una obra teatral de Camila Sosa Villada en la que actúa. Aquí aparece por primera vez el personaje de la tía Encarna, una personificación de aquellas travestis que toman el rol de cuidado de trans más jóvenes que escapan a la ciudad de familias opresoras, pueblos que las persiguen o castigan… y, según hace referencia Camila en entrevistas y notas, son “adoptadas” por estas “matriarcas”. Su historia relata sobre un grupo de personas trans que una noche trabajando en el parque Sarmiento, en Córdoba, encuentran un bebé abandonado al que rescatan y bautizan como “El brillo de sus ojos”. Mientras se protegen a ellas mismas de la policía, la discriminación y la persecución de una sociedad transfóbica, intentarán cuidar y proteger al bebe. Un relato que más que contar una historia individual, habla sobre la historia del colectivo trans.

Un lenguaje transgresor, que sangra y canta

Inspirada en el personaje de la tía Encarna y en el monólogo de la obra de teatro, Camila expande el relato, compartiéndolo con Juan Forn, quien la guía y estimula en un proceso de escritura fragmentario y desordenado. Este método, sin previo plan, le permite meterse en el libro sin una hoja de ruta previa, “como una suicida”, descubriendo el universo a medida que lo narra. A través de esta “mala escritura”, que desafía las normas estéticas tradicionales, Camila reivindica un lenguaje propio, empoderando así la identidad travesti-trans y deconstruyendo los discursos hegemónicos.

Es así que el lenguaje de Camila es una herramienta poderosa. No es solo una forma de comunicar ideas, sino un acto de resistencia y afirmación de identidad. Sus palabras son como cuchillos que rascan en la piel de la realidad, revelando las cicatrices de la discriminación y la violencia. Pero al mismo tiempo, son cantos de esperanza y celebración de la diversidad. Es como si cada frase fuera un grito de libertad, un desafío a las normas y un abrazo a la propia singularidad.

Este lenguaje, creado y planteado en la novela, construye una realidad alternativa, una “verdad otra” que va más allá de los hechos objetivos. Es una verdad subjetiva, emocional, construida a través de la palabra y que busca trascender la realidad cotidiana. Por eso, cuando se le pregunta a la autora sobre la veracidad de los personajes o la existencia de una base autobiográfica, prefiere hablar de una “labor creativa” que va más allá de la simple representación de la realidad. Para Camila, Las malas es un “relato vudú”, un cuento de magia negra donde la escritura se convierte en un acto de exorcismo, una forma de conjurar los demonios del pasado y de transformar el dolor en belleza. Este relato vudú no solo reivindica una escritura transgresora que rompe con los cánones tradicionales, sino que también celebra el resentimiento, la bronca y el dolor como voces legítimas ante el horror de la muerte, la soledad y la persecución.

La comunidad de Las malas: un refugio en la tormenta

En el corazón de Las malas encontramos una comunidad de mujeres trans que, a pesar de vivir al margen de la sociedad, han construido un espacio donde encuentran apoyo y protección mutua. El Parque Sarmiento, un lugar destinado al trabajo sexual nocturno, se convierte en un hogar improvisado para estas mujeres, que encuentran en la figura de la Tía Encarna no solo una líder, sino una madre. Esta figura matriarcal les brinda una protección simbólica y emocional, siendo el eje que cohesiona al grupo.

Camila Sosa Villada dibuja esta comunidad como un espacio de resistencia colectiva frente a la hostilidad del mundo exterior. Las travestis aquí no son personajes marginales en su debilidad, sino protagonistas de su propia fortaleza, capaces de crear una red de afectos y cuidados que trasciende lo material. Cada una de ellas es una sobreviviente de un sistema que las oprime, y su unión les permite resistir las inclemencias de la pobreza, la violencia y la persecución.

La magia de lo cotidiano

Una de las características más fascinantes de Las malas es la capacidad de Camila para entrelazar lo real con lo mágico sin perder el anclaje en lo cotidiano. La aparición del personaje del bebé “El brillo de sus ojos” es un claro ejemplo de este recurso. Este bebé abandonado, rescatado por las travestis, no es solo un ser frágil y desprotegido, sino que en él se materializa la posibilidad de un futuro mejor. La inocencia del bebé contrasta con el brutal realismo que atraviesan las protagonistas, y su presencia introduce una dimensión mágica que permite reimaginar el entorno desde la esperanza.

El realismo mágico que emplea Camila es un recurso literario que no busca evadir la crudeza de la realidad, sino darle un nuevo significado. La cotidianidad de las protagonistas está atravesada por momentos de lirismo, de conexión con lo trascendente, donde lo aparentemente insignificante adquiere una resonancia profunda. La magia no se manifiesta en actos extraordinarios, sino en pequeños gestos, como el cuidado del bebé, los rituales nocturnos o las conversaciones entre las protagonistas que, aunque estén cargadas de dolor, también contienen una verdad más profunda sobre la condición humana.

Un grito de resistencia y esperanza

Las malas no es solo una novela de denuncia; es también un testimonio de resistencia. Cada palabra de Camila Sosa Villada es un eco de las voces silenciadas de las travestis que luchan por existir en un mundo que las margina. En este sentido, la novela adquiere una fuerza política poderosa, pues a través de su relato visceral y profundamente emotivo, la autora exige un lugar para las identidades trans dentro del canon literario y social.

Es importante subrayar que el cuerpo es el campo de batalla en Las malas. El cuerpo travesti no solo está presente en la narrativa como objeto de violencia o fetichización, sino como un espacio de resistencia y agencia. Camila utiliza su propio cuerpo —y los cuerpos de sus compañeras— como una herramienta narrativa que reivindica su existencia frente a un sistema que las niega. El hecho de que la protagonista y sus compañeras se enfrenten a la violencia física, a la persecución policial y al rechazo social, y aun así mantengan su dignidad y sentido de comunidad, es en sí mismo un acto revolucionario.

Además, la novela se aleja de una visión victimista de la vida trans. A pesar de las duras circunstancias que enfrentan las protagonistas, la obra está impregnada de momentos de alegría, solidaridad y celebración de la vida. La risa, el amor y el afecto se convierten en formas de resistencia ante el odio y la marginación. Este balance entre el dolor y la esperanza otorga a la novela un matiz único, donde la existencia trans no es reducida a una tragedia, sino que es presentada en toda su complejidad y riqueza.

Un legado que trasciende

El impacto de Las malas se extiende más allá del ámbito literario. La obra de Camila Sosa Villada ha sido leída como un manifiesto que da visibilidad a una comunidad históricamente silenciada, y su recepción no ha sido menor en el plano cultural y social. La novela ha abierto el camino para que otras voces trans puedan encontrar su lugar en la literatura latinoamericana contemporánea, y ha fomentado un diálogo más profundo sobre la representación de las identidades no normativas.

Es significativo que Las malas se inscriba en una tradición literaria que aborda la marginalidad desde una perspectiva crítica, pero también celebratoria. Al igual que en las obras de Manuel Puig, como El beso de la mujer araña, Camila utiliza el lenguaje como una forma de visibilizar a los “otros” de la sociedad, aquellos que han sido relegados a las sombras por el poder hegemónico. Sin embargo, mientras que Puig se centraba en las vidas de los homosexuales en dictadura, Camila trasciende esa mirada, añadiendo una capa de exploración sobre el género y la corporalidad trans.

Este legado, tanto literario como social, asegura que Las malas siga siendo una obra de referencia en los debates sobre género, sexualidad y derechos humanos. La literatura de Camila Sosa Villada no solo busca entretener o conmover, sino transformar nuestra manera de ver el mundo, desafiando las convenciones y reclamando un espacio para aquellas voces que durante tanto tiempo han sido silenciadas.


Mepol (Martín Enrique Pelozo)
Mepol

Responsable de Universo Literario. Dibujante ilustrador y analista SEO argentino.

Amante del género fantástico y la ciencia ficción en sus distintas representaciones: cine, literatura, arte, entre otros. Soy el responsable de este proyecto. Tanto de su diseño, como de evaluar el contenido que se publica. He compartido diversos artículos en la web, como biografías y algunas reseñas; pero mi principal proyecto es la sección Inksword, donde comparto una mirada personal sobre la historia del arte de ilustrar y su relación con la literatura y otras artes.


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