Reseña de Nuestra parte de noche de Mariana Enriquez

Nuestra parte de noche es la cuarta novela de Mariana Enriquez y es su mayor logro hasta la fecha, por el que recibió el premio Herralde de novela en 2019. También es una obra compleja, encuadrada en el género de terror pero que recorre muchas temáticas, incluyendo varios horrores reales.


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¿De qué va la historia de Nuestra Parte de Noche?

La novela sigue principalmente a dos personajes principales, Juan y Gaspar Peterson, padre e hijo envueltos en una situación peligrosa que escapa a su control. Juan es un médium, una persona con poderes extrasensoriales que le permiten, entre otras cosas, interactuar con espíritus, realizar invocaciones y hacer rituales. Es por esto que es utilizado por una organización conocida como La Orden, quienes además lo mantienen con vida, porque Juan está muy enfermo.

Desde este punto de partida la novela arranca en medio de uno de los contextos históricos más terroríficos de la historia argentina, la última dictadura militar y para aderezar esta obra maestra, Mariana Enriquez sazona con pizcas y manojos de leyendas populares, santos paganos y los paisajes exhuberantes del litoral argentino.
Esta primera parte de la novela, que cubre apenas unas 150 páginas (de las 667 en que se extiende Enriquez) podría ser una novela en sí misma, incluso con una conclusión satisfactoria, pero es tan solo el comienzo.

El resto de la novela se construye desde diversos puntos de vista, en las dos secciones principales sigue principalmente a Gaspar y a sus amigos, y otras tres que dan mayor contexto a la situación que va a enfrentar el descendiente del médium a quién la orden llama el Dios Dorado. Mención especial a El pozo de Zañartú por Olga Gallardo, 1993, sección del libro en que Enriquez saca a flote todas sus dotes como cronista y escribe en la piel de una periodista que investiga una fosa común donde la dictadura arrojaba los cuerpos de los desaparecidos a tan solo quince kilómetros de Puerto Iguazú.

¿Cuáles son las principales temáticas de la novela?

En Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez se da la libertad de arrojarse sin filtros ni límites a sus temáticas favoritas. Empezamos temprano desde el primer capítulo ya con el ocultismo, la demonología y las sociedades secretas, sin mencionar el contacto con lo profano que va desgastando la psique de manera muy lovecraftiana. También por supuesto se encuentra el santo favorito de Enriquez, San La Muerte, quien tiene algunos pasajes verdaderamente hermosos en la narración, especialmente al describir el templo y culto que mantiene la cuñada de Luis, Tali, en Corrientes.

También la música y la poesía hacen presencia en el libro, representando de alguna forma a los padres de Gaspar. Rosario, de quien poco se sabe al comienzo del libro, más que murió de forma sospechosa en un accidente de colectivo, es amante del rock y su hijo la conoce casi exclusivamente a través de sus discos y algunas de sus publicaciones de antropología.

Contexto histórico en Nuestra parte de noche

Una de las temáticas principales que rodea el libro es el contexto histórico que atraviesa, o mejor dicho contextos, porque son varios. Si trazamos una línea de tiempo (sin tener en cuenta episodios donde se cuenta la historia de la secta) la novela se remonta a los años 60, la juventud de las drogas y el alcohol, la experimentación y la cultura bohemia en Inglaterra. Pero donde verdaderamente mete garra es a finales de los 70’s y 80’s con la represión asesina de la dictadura en Argentina, que casi da la sensación de que nunca se terminó realmente. En la sección de El pozo de Zañartú incluso se menciona la búsqueda de los desaparecidos como un camino sin final porque por las leyes vigentes en esa época (1993) los responsables de esas muertes no podían ser juzgados. De esta manera el libro mantiene una tremenda atmósfera de opresión que va más allá de la trama y se empapa en el inconsciente colectivo de la época que incluye también la crisis del VIH/Sida en los 90’s. Esta sensación se mantiene a lo largo del relato que culmina en 1997, en medio de la depresión económica del segundo mandato de Menem, entre la desesperación, el tedio y la represión de la policía.

Visitar lugares conocidos

Sobre este punto ya nos explayamos en el artículo De Lovecraft a Enriquez, la herencia de la intertextualidad, pero vale la pena volver a mencionarlo habiendo completado la lectura de la novela. La casa de Adela, cuento incluido en la antología Las cosas que perdimos en el fuego, está revisitado en Nuestra parte de noche. Los personajes son casi los mismos. Adela mantiene incluso su nombre. Clara la narradora en el cuento original, pasa a ser Vicky, una de las mejores amigas de Gaspar y Pablo, hermano de Clara, se divide en dos, un personaje que mantiene su nombre y es otro de los mejores amigos del protagonista y Gaspar mismo, que hereda algunos elementos del Pablo original, como su sensibilidad hacia la casa. En varios artículos que leí luego de completar mi lectura se da un paralelismo entre los cuatro amigos y los niños protagonistas de la famosa novela It (Eso) de Stephen King. En lo personal no siento con tanta fuerza esta intertextualidad sugerida, creo que el tema de “un grupo de niños amigos se enfrentan a una fuerza sobrenatural” ya excede la pertenencia a un escritor particular, aunque para mi hay otra influencia muy clara de King y no es en esta parte de la novela.

La primera parte, Las Garras del dios vivo tiene un parecido temático y circunstancial con la novela Firestarter (Ojos de fuego) en el que un padre con poderes debe huir con su hija Charlie para evitar que sea usada por una siniestra organización (en este caso una agencia gubernamental y no una secta). Pero me llamó la impresión más que nada porque el destino de este viaje se llama Puerto Reyes, y allí se encuentran con un personaje llamado Stephen. ¿Coincidencia o referencia abierta?

El meollo del asunto

Ahora bien, después de todo esto, de qué trata de hablar Mariana Enriquez en Nuestra parte de noche. Según sus propias palabras, la novela trata sobre los lazos de familia. Especialmente de los hijos, de la perpetuidad de la vida a través de elles y como esta idea o concepto social puede ser muy perturbadora. Es a través de esta historia retorcida y muchas veces aterrorizante, que Enriquez explora la idea de cómo y si se pueden romper estos lazos tóxicos, y cómo estos lazos pueden impactar en los niños, en los miembros más vulnerables, que no tienen el control y el poder sobre lo que les rodea.


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