Reseñas de libros

Terror ecológico y narrativas fractales en Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores

Terror ecológico y narrativas fractales en Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores

Hay libros que llegan como una grieta en el suelo: al principio parecen pequeñas fracturas, inofensivas, pero a medida que avanzamos, abren paisajes enteros hacia abajo, hacia el corazón de algo que tiembla. Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores, la novela con la que Roberto Chuit Roganovich ganó el Premio Clarín de Novela 2024, es una de esas rarezas. No porque juegue a la extrañeza, sino porque logra articular lo visible y lo latente, lo que colapsa afuera y lo que ruge adentro.


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Una voz que emerge entre ruinas y ritmos

Hay una tensión latente en la prosa de Chuit Roganovich que remite tanto al espesor conceptual como a la sensibilidad sonora. No es casualidad: además de escritor, es músico. La respiración de sus frases está medida con la precisión de quien entiende el pulso de una canción, pero también con la osadía de quien quiere desafiar la cadencia del realismo. En una entrevista con La Voz, el autor afirma estar librando “una batalla contra el realismo”, y eso se percibe en cada rincón de Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores.

La historia se entreteje a través de diferentes tiempos históricos y escenarios geográficos: desde la llegada de los conquistadores a América en el siglo XVI hasta un futuro distópico en 2037. Pero no se trata de un recurso estructural gratuito. Esos saltos temporales no solo amplían el campo de acción narrativa, sino que también refuerzan una idea: lo que está bajo nuestros pies no es estático, ni muerto. Hay algo que late. Y Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores lo sabe desde su núcleo.

El cuerpo vivo de lo monstruoso

El “bionte” es el eje simbólico de Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores. Un organismo mutante, que combina propiedades de planta, hongo y animal, y cuya existencia interpela tanto a la ciencia como a la espiritualidad. Este ser no solo muta: respira con la psiquis humana. Es un espejo opaco, una presencia que no puede domesticarse ni explicarse del todo. Su aparición en distintos puntos de la historia humana no parece azarosa, sino sintomática: se manifiesta como un llamado, como una advertencia que siempre llega tarde.

Hay en el bionte algo del monstruo clásico (piénsese en La cosa de Carpenter), pero también de lo sagrado. No es el enemigo, pero tampoco el salvador. Es una entidad frontera, difusa, que se resiste a ser clasificada. Su presencia remite a la imposibilidad de continuar escindiendo naturaleza y cultura, cuerpo y tecnología, tiempo y memoria. ¿Es el bionte una forma del inconsciente colectivo? ¿Una alegoría de lo que olvidamos? Cada lector podrá bordear esa criatura con su propia hipótesis, y allí radica también la potencia de Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores.

Historias que se bifurcan como rizomas

La novela está construida a partir de cuatro relatos que podrían funcionar como cuentos independientes, pero que, leídos en conjunto, conforman una estructura rizomática. No hay una jerarquía evidente entre ellos, sino más bien un sistema de ecos. Cada uno de estos hilos temporales (1504, 1888, 1945 y 2037) nos muestra un tipo de colapso distinto: el colonial, el existencial, el civilizatorio y el post-humano. Pero en todos, lo que se tambalea es una misma idea: el mito de progreso como verdad incuestionable.

En 1504, asistimos al desconcierto de los nativos frente a los conquistadores. En 1888, un argentino en Londres encarna la paranoia de quien ha sobrevivido a la Campaña del Desierto. En 1945, en la Patagonia, los ecos de la guerra mundial llegan a un territorio donde lo salvaje y lo civilizado se enfrentan sin mediaciones. Y en 2037, un escenario de extinción ambiental parece sellar una advertencia que ya había sido dicha, pero no oída. Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores convierte estas líneas narrativas en una red que conecta épocas, terrores y formas de resistencia.

Apocalipsis y tiempo: una mirada no lineal

Una de las operaciones más notables de Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores es la forma en que subvierte la concepción lineal del tiempo. En lugar de un devenir cronológico, Chuit Roganovich nos propone un tiempo fractal, donde los mismos errores se repiten con otras formas. Lo que se presentaba como futuro ya había pasado, y lo que creemos enterrado vuelve a brotar.

El uso del “terror ecológico” no es un ornamento genérico, sino una forma de tensar los límites entre ficción y realidad. Así como en El mundo sumergido de Ballard o en Aniquilación de Jeff VanderMeer, la tensión está en cómo las condiciones ambientales deforman nuestras narrativas, nuestras lógicas y hasta nuestras formas de sentir. Y Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores lo logra con una densidad simbólica que no concede descanso.

Lectura, interpretación y reverberancias posibles

No es casual que el jurado del Premio Clarín haya estado compuesto por Mariana Enriquez, Samanta Schweblin y Alberto Fuguet. Los tres, en diferentes estilos, también vienen horadando los bordes del realismo, ensayando nuevas formas para narrar lo inefable. La elección de Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores no solo reconoce una novela audaz, sino que también apunta hacia una sensibilidad literaria contemporánea que se nutre del extrañamiento, la opacidad y la tensión como motores de lectura.

Esta es una obra que exige ser leída más de una vez. Cada vuelta trae nuevas preguntas, nuevas vetas simbólicas, nuevas formas de pensar la relación entre humanidad y entorno. Como el bionte que la habita, Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores crece, muta y resiste toda fórmula.


Mepol (Martín Enrique Pelozo)
Mepol

Responsable de Universo Literario. Dibujante ilustrador y analista SEO argentino.

Amante del género fantástico y la ciencia ficción en sus distintas representaciones: cine, literatura, arte, entre otros. Soy el responsable de este proyecto. Tanto de su diseño, como de evaluar el contenido que se publica. He compartido diversos artículos en la web, como biografías y algunas reseñas; pero mi principal proyecto es la sección Inksword, donde comparto una mirada personal sobre la historia del arte de ilustrar y su relación con la literatura y otras artes.